Luciendo su color de esperanza, viste el campo su plumaje. Y el viento hace vibrar sus cordajes en los pastos y en la flor.
Y estalla la primavera, y en ella nuestros corazones, reventando de «margaritas y rosales», emanando un tierno aroma a «lirio blanco», a «naranjo en flor», y también a «flores negras», profundas y embriagadoras. A todas las «flores del alma» que nos congregan a celebrarlas, a compartirlas, a cantar y a bailar el renacer de la vida y su hermosura.
Detrás de cada invierno, por largo y frío que haya sido, hay una primavera abierta, alegre y explosiva, un renacer de la ilusión y la esperanza. Una promesa de dicha. Por eso, esta es la primera edición de «Tango en flor», pero sólo la primera.
Venid, venid todos a esta orgía jubilosa. Empílchense los tangueros y pónganse las notas de los tangos como flores en el ojal. Luzcan nuestras tangueras como aquella tierna y mitológica «Flor de Monserrat», por cuyo cariño se disputaba. Demos paso al amor, a la ternura y el regocijo.
Vayamos todos, como Gardel, «de flor en flor». Ya oímos el zumbido de nuestro vuelo enamorado y goloso. Ya nos sentimos revolotear.
Felices, al sol.